Desde niña para mí fue un enigma, su figura como encorvada y sus ojos pequeños que me veían y luego su forma rápida de hablar, como si siempre tuviera prisa, era delgada, muy delgada, morena, decía mi abuela materna Margarita, ” se me quemó en leche” aludiendo a que la había dejado mucho tiempo en el sol.
Fueron cuatro hermanos, los Galván Gómez, dos mujeres, dos hombres, uno de ellos mi padre. Mi tía Chole, siempre era huidiza, como si no quisiera ser vista, recuerdo siempre las quejas de su mamá “esta Chole se levanta tarde, desayuna tarde” Y si mis recuerdos de ella se van hacia los ocho o nueve años míos, la casa de los abuelos paternos y las tías,Ape y Chole.
Mi Tía Ape, era la más chica y tocaba el piano, platicaba con nosotras, pero ella, Soledad o hablaba muy rápido o se iba a su recámara y creo que nadie lo notaba.
Primero murió el abuelo Salvador, se cuidaba tanto de la diabetes, pero una gripe muy fuerte lo llevó al Seguro Social, y finalmente murió de neumonía, luego la abuela Margarita, recuerdo haber regresado con mis papás a su funeral en Irapuato.
Mi tía Chole, vistió de negro, y recibió el pésame de familiares y amigos, de pronto mis tías se quedaron solas, solas, solas, aunque había mucha familia a su alrededor, pero ellas vivían su vida, juntas, iban a misa, a veces a reuniones, la última vez que la recuerdo en una fiesta fue en la boda de mi hermana Elsa en la Ciudad de México.
Luego poco a poco se fue alejando de los eventos sociales y de los viajes, como sumiendo su existencia en esa vivienda de la calle Vallarta en mi ciudad natal.
Ignoro si tenía una condición especial, aunque ahora que conozco a estas personas que nacen así o simplemente era una recalcitrante misantropa, ya nunca lo sabré.
Mi padre, Ludovico sostenía largas conversaciones con sus hermanas, esto porque Ape, le platicaba y desde la lejanía mi tía Soledad agregaba algún comentario.Nunca se casó no sé si tuvo amigos, creo que sus relaciones sociales se limitaban a la familia y sobre todo a su hermana menor que desde mayo de este año supo que Soledad se iba, su osteoporosis y sus problemas con el corazón no le daban tregua.
Era tratar de que se quedara, se le iba su hermana, su compañera de vida, pero ella estaba muy cansada , acababa de cumplir 80 años y finalmente el nombre que le pusieron sus padres ya pesaba mucho.
Hasta hoy y buscando donadores de sangre para ella supe que se llamaba Imelda Soledad Galván Gómez.
Yo me fuí de Irapuato desde los 17 años, y sólo regrese en forma esporádica o a fiestas familiares, este viernes 11 de agosto, de madrugada como le gustaba trasnochar con sus desvelos, se fue mi tía Chole, y nunca supe, si su forma de ser, de relacionarse, de hablar sólo correspondían a una persona con una condición especial, como mi hijo, lo que sí sé es que si no hubiera sido por su hermana,ella hubiera estado más sola, Te quiero tía, descansa en paz.